Una vez más, caminamos tomados de la mano, por ese bulevar repleto de hojas amarillentas que reposan sobre el suelo como un colchón otoñal... la verdad, no tengo nada que pedir, ni nada por lo cual quejarme. Tengo a mi lado a la persona más maravillosa de todas, esa persona por la cual muero de amor cada vez que me besa, cada vez que me abraza, cada vez que me mira. Esa persona que hace revolotear miles de mariposas dentro de mi cada vez que se me acerca, esa persona que me escribe las más bellas cartas de amor y que comparte conmigo los mejores y no tan buenos momentos. Porque como todos, tenemos discusiones, situaciones incomodas, momentos en los que no coincidimos, pero eso no nos impide amarnos de la manera que lo hacemos. No nos impide seguir adelante, disfrutar de esto a lo que llamó "verdadero amor", algo que nunca había pensado que me sucedería. Nunca se me hubiese ocurrido despertar por la mañana, teniéndote a mi lado en la cama, abrazado a mi cintura y respirando lenta y suavemente sobre mi hombro. Jamás pensé que alguien podría ocupar tanto lugar en mi corazón y llegar a ser el dueño de cada una de mis miradas, sonrisas y suspiros. Ni siquiera imagine que alguien podría ser capaz de lograr que yo, una persona bastante fría,  llegara a ser tierna, dulce y sensible tal como lo soy contigo. Tu sacas lo mejor de mi, y fue así como ganaste mi corazón, mi confianza y todo mi amor....